Opinión
Los animales nos cambian la vida … ¿Les cambiamos nosotros la vida a ellos?
Imaginemos esta situación: Llegó a casa un perrito ¿Qué hacemos?, ¿estamos preparados para atenderlo adecuadamente?, ¿cuánto nos va a costar? Son interrogantes válidas al momento de introducir un miembro de la familia al hogar. Mientras más nos cuestionemos, mejor.
Los animales nos completan la vida, sin embargo, también nos la podrían complicar. Es importante que conozcamos detalles básicos sobre el tema para tomar decisiones acertadas.
El bienestar animal
La OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal), en su Código Sanitario para los Animales Terrestres destaca la necesidad de un tratamiento compasivo a animales y subraya que de esto depende el bienestar del animal (artículos 7.8., párrafo tres https://www.oie.int/es/que-hacemos/normas/codigos-y-manuales/acceso-en-linea-al-codigo-terrestre/?id=169&L=1&htmfile=chapitre_aw_research_education.htm), y que para lograrlo deben estar libres de 5 cosas:
1. Libre de hambre, de sed y de desnutrición.
2. Libre de temor y angustia.
3. Libre de molestias físicas y térmicas.
4. Libre de dolor, de lesión y de enfermedad.
5. Libre de manifestar un comportamiento natural.
El reto de escoger mascota
Hay 2 maneras de tener un animal de compañía en casa: la primera es comprarlo, la segunda adoptarlo. Sugiero que siempre optemos por la segunda. Empecemos revisando los pros y contras de comprar animales:
Pros:
Elegir una raza a nuestro gusto.
Saber ciertas características del carácter de nuestro animal de acuerdo a su raza.
Contras:
Incontables animales de raza tienen problemas de salud (genéticos) creados precisamente por mantenerlos “puros”.
Suelen costar cuantiosas sumas de dinero.
Sin importar dónde se los adquiera, estamos contribuyendo con la explotación animal. Hay personas que realizan actividades ilegales de venta de animales y no los tienen en las condiciones de salud o con los requisitos sanitarios que se requiere.
En Fundación Rescate Animal Ecuador hemos rescatado y dado en adopción, directa e indirectamente, a más de 5000 animales. Muchos han sido de raza, animales que pudieron haber costado entre $500 y $1500 (o más) y que estaban enfermos, heridos y abandonados en la calle. Nos preguntamos, ¿por qué una persona que invierte tanto en un animal luego lo abandona o lo descuida? La respuesta es sencilla, subestimaron la responsabilidad. Les ganó la emoción del momento.
Adoptar es un acto de amor y responsabilidad
Un animal en casa beneficia a la salud mental y física. World Animal Protection (WAP), organización reconocida a nivel mundial, indica que la hormona oxitocina, secretada cuando el cuerpo experimenta placer, también se produce cuando un animal de familia y su tenedor (o propietario) experimentan interacciones positivas entre sí. Por ejemplo, acariciarle por 10 minutos puede aliviar el estrés, su compañía también puede evitar depresiones. https://www.worldanimalprotection.cr/noticias/conoce-los-cuidados-que-necesita-tu-mascota-y-como-te-puedes-beneficiar-de-ellos (World Animal Protection hace sus propios estudios)
Estudios señalan que crecerán más saludables quienes hayan vivido con perros o gatos en su primer año de vida, ya que presentan menores problemas respiratorios y alergias que los niños, niñas y adolescentes que no convivieron con estos seres.
http://147.96.70.122/Web/TFG/TFG/Memoria/NOEMI%20GAGO%20MARTIN.pdf (página 19, párrafo 5)
¿Qué necesito hacer para cuidar un animal en casa?
A continuación detallamos lo que necesita un perro o gato:
– Desparasitación luego del 1er mes de vida.
– Primera vacuna séxtuple o triple felina al mes y medio de vida (En perros son 3 dosis, 1 cada 21 días. En gatos son 2 dosis, 1 dosis cada 21 días).
– En perros, la vacuna Parainfluenza canina y Bordetella bronchiseptica enfermedad también conocida como tos de perrera (1 sola dosis, 72 horas después ya hizo efecto la vacuna).
– Vacuna contra la rabia, aproximadamente a los 3 meses de vida.
– En gatos, vacuna contra la leucemia felina, para poder aplicarla se le debe hacer un examen sanguíneo que descarte esa enfermedad (2 dosis, 1 dosis cada 21 días).
– Para perros y gatos: Cada año (hasta el fin de sus días) refuerzo de las vacunas: séxtuple, triple felina leucemia, tos de perrera y rabia.
– Cada 3 meses, máximo cada 6 meses, desparasitación interna.
– Desparasitación externa o protección contra pulgas y/o garrapatas (la mayoría de productos dura entre 1 y 2 meses, luego de terminar su efecto se tendría que volver a aplicar indefinidamente).
– Se sugiere un examen sanguíneo completo cada año o cada 2 años para controlar su salud (en veterinarias sugieren exámenes para descartar enfermedades bacterianas y/o virales).
– En veterinarias suelen proponer que se les esterilice debido a los beneficios en su salud (a partir de los 6 meses de edad).
– Alimentación de calidad que prevenga enfermedades a mediano y largo plazo. Existen 3 tipos de comida balanceada: regular, premium y súper premium. Lo aconsejable es que consuman premium y súper premium. Nunca comida casera a menos que sea recetado por una profesional de la salud veterinaria.
– Baños cada 2 o 3 meses en el caso de perros y cuando sea necesario en gatos ya que al acicalarse se limpian. Cuidado con los problemas oculares o de piel en animales de pelo largo.
– Hidratación constante (solo agua).
– Ejercicio constante (perros salen a caminar con correa. Gatos juegan).
– Cariño (muchos animales son desatendidos en este tema).
– En ocasiones la vida nos une con animales que son enfermizos, nuestro compromiso de cuidarles debe mantenerse.
– Es mejor que un animal con pelo muy largo o frondoso viva en climas fríos, un animal muy grande en espacios abiertos, entre otras recomendaciones. Los animales grandes podrían tener problemas óseos en su adultez.
*Los procedimientos y vacunas dependerán del país donde resida el animal y los costos van a depender de él o la profesional de la salud veterinaria que le realice los tratamientos.
Tenencia responsable
Tener un animal de familia es una responsabilidad que tiene varias aristas:
1. Sea cual fuere la edad del animal a adoptar, se acostumbrará a nuestra vida.
2. Debemos educarle. Sin violencia, con persistencia y firmeza.
3. Lo mejor es operar para que no tenga crías. ¿Por qué? Por salud y porque si escapa, es robado, etc. Sin estar bajo nuestro cuidado sería víctima de reproducción forzada e ilícita, podría contagiarse de enfermedades venéreas, virales o bacterianas.
4. Separaremos recursos económicos suficientes para sus procedimientos veterinarios y para comida adecuada.
5. Su espacio debe ser cómodo y amplio, estar limpio y seco y con todas las seguridades.
6. El animalito debe permanecer con nosotros a pesar de los cambios en nuestra vida: mudanzas, viajes, divorcios o casamientos.
Los consecuencias de la tenencia irresponsable son: denuncias por maltrato, abandono de animales, sobrepoblación de animales en las calles, dispersión de estos animales en la fauna silvestre y la propagación de enfermedades zoonóticas (contagio animal-humano).
Si no estamos en capacidad de dedicar tiempo, atención y recursos, no tengamos una mascota. Debemos asumir el compromiso y educar también a las personas que estarán en el entorno del animalito. ¡Les deseo que tengan una adopción memorable! (O) Fuente: El Telégrafo
Noticias Zamora
Un nuevo año: donde la esperanza vuelve a respirar
Por Mario Paz
Introducción
Hay fechas que pasan… y hay fechas que nos transforman. El Año Nuevo pertenece a estas últimas. No llega solo para cambiar un número en el calendario, sino para tocar el corazón humano con una promesa silenciosa: volver a empezar siempre es posible.
Cada 1 de enero, la humanidad se detiene (aunque sea por un instante) para mirar atrás con gratitud y mirar adelante con ilusión. En todos los rincones del mundo, sin importar culturas, edades o creencias, las personas se abrazan, hacen promesas, elevan deseos y dejan que la esperanza vuelva a respirar en su interior.
Pero detrás de los fuegos artificiales, los brindis y las celebraciones, el Año Nuevo guarda un significado mucho más profundo. Es un umbral espiritual, un punto de renovación del alma, un llamado invisible que nos invita a soltar lo que pesa, sanar lo que duele y creer nuevamente en lo que parecía perdido.
Este no es solo un cambio de fecha. Es una ceremonia silenciosa de renacer. Y en este renacer, cada corazón recibe la misma invitación: escribir una nueva historia con más conciencia, más fe y más amor.
2025: El año que nos formó para renacer
El 2025 no fue un año cualquiera. Fue un maestro exigente, un espejo sincero y un taller silencioso donde se forjó una versión más fuerte de nosotros.
Hoy elevamos un gracias que nace desde el alma. Gracias a Dios por sostenernos cuando flaqueamos, por guiarnos cuando dudamos y por bendecirnos incluso cuando no supimos reconocerlo.
Gracias a la familia y a los amigos que fueron refugio, motor y abrigo en los días claros y en las noches oscuras. Gracias también a quienes nos criticaron, porque sin saberlo nos obligaron a crecer, a corregir y a creer más en nosotros.
Cada acierto nos enseñó confianza. Cada error nos regaló conciencia. Cada alegría nos dio esperanza. Cada tristeza nos dejó profundidad. Nada fue en vano. Todo se transformó en aprendizaje que llevaremos como brújula hacia el 2026.
El parabrisas es más grande que el retrovisor porque la vida nos invita a mirar adelante. Por eso hoy soltamos: rencores, miedos, culpas, frustraciones, hábitos que nos frenan y relaciones que nos apagaron. No los negamos… los sanamos. Porque lo que se sana, libera y lo que libera, fortalece.
Cerramos este año con el corazón liviano y la conciencia despierta. Sabemos que los triunfos pasados no garantizan los triunfos futuros, pero nos demuestran que sí podemos. Sabemos que los fracasos no nos definen, pero nos preparan.
Entramos al 2026 con un equipaje nuevo: fe, disciplina, gratitud, valentía, humildad y una actitud que no se rinde.
No todos los días serán fáciles… pero daremos lo mejor. No todo amor será correspondido… pero seguiremos amando. No todos dirán la verdad… pero nosotros sí. No todos querrán vernos triunfar… pero decidimos triunfar. Hoy no solo cambiamos de año…Hoy renovamos nuestra manera de vivir.
Que el 2026 nos encuentre con el alma en paz, la mente clara y el corazón decidido a construir la vida que merecemos.
Lo mejor aún no llega… lo mejor nos está esperando.
El primer latido del tiempo: donde nació el Año Nuevo
Mucho antes de que existieran relojes, calendarios impresos o fuegos artificiales, la humanidad ya sentía la necesidad profunda de marcar el renacer del tiempo. Celebrar el Año Nuevo no nació como una simple fecha, sino como un acto sagrado, una manera de reconciliarse con la vida, el cielo y el destino.
Los primeros registros de esta celebración se remontan a más de 4,000 años atrás, en la antigua Mesopotamia. Allí, los babilonios celebraban una festividad llamada Akitu, un ritual que duraba once días y que coincidía con la primera luna nueva después del equinoccio de primavera. No era solo el inicio de un calendario: era el renacer del mundo.
Akitu simbolizaba el momento en que la naturaleza despertaba, los ríos crecían, los campos volvían a ser fértiles y el ser humano se preparaba para sembrar. Pero su significado iba mucho más allá de la agricultura. Durante esos días se realizaban ceremonias de purificación, se renovaban juramentos, se coronaban reyes y se pedía a los dioses que restablecieran el orden cósmico. El tiempo no solo avanzaba: se limpiaba, se sanaba y volvía a empezar.
Siglos después, el Imperio Romano heredó y transformó este impulso ancestral. En el año 46 a. C., Julio César reformó el calendario e instituyó oficialmente el 1 de enero como el inicio del año, dedicando ese día al dios Jano, la deidad de los comienzos, las puertas y los cambios. Jano era representado con dos rostros: uno que miraba al pasado y otro al futuro, recordándole al ser humano que todo inicio requiere memoria y esperanza al mismo tiempo.
Así, el Año Nuevo se convirtió en un ritual de transición, un puente entre lo que fue y lo que puede ser. Se ofrecían sacrificios, se intercambiaban regalos, se hacían promesas y se buscaba comenzar con el alma en orden.
Desde entonces, a través de culturas, religiones y continentes, el Año Nuevo ha conservado su esencia más profunda:
cerrar ciclos, agradecer, soltar cargas y abrir el corazón a una nueva oportunidad de vivir.
Cada celebración actual (las campanadas, los abrazos, los deseos) es, en realidad, un eco moderno de aquel primer latido del tiempo que la humanidad escuchó cuando decidió que siempre es posible volver a empezar.
Donde el tiempo nos concede un nuevo comienzo
Un nuevo año no es únicamente el paso de una página en el calendario; es un acto simbólico profundo, un renacer silencioso que ocurre tanto en el tiempo como en el espíritu. Es el instante en que la vida parece detenerse un segundo para ofrecernos la posibilidad de volver a empezar.
En su llegada se nos concede un espacio sagrado: un umbral invisible donde dejamos atrás los errores que pesaron, los dolores que nos marcaron, los fracasos que nos enseñaron y los miedos que nos limitaron. No los negamos, pero los transformamos en aprendizaje, y con ello aligeramos el alma para caminar más libres.
El nuevo año es la promesa de que aún hay caminos por recorrer, sueños por retomar y palabras pendientes por decir. Nos recuerda que siempre es posible reinventarnos, cambiar la dirección, volver a creer, y elegirnos otra vez. Nos invita a fortalecer nuestros vínculos, a perdonar con mayor suavidad y a agradecer con mayor conciencia.
Más que un cambio de fecha, es un susurro del tiempo que nos dice que no estamos terminados, que la historia aún se escribe, y que cada amanecer guarda la semilla de una versión más plena de nosotros mismos.
Un nuevo año, es, en esencia, el momento en que la esperanza vuelve a respirar.
El inventario sagrado del alma: cinco llaves del renacer interior
Al cruzar el umbral de un nuevo año, no basta con enumerar propósitos o trazar metas. Hay una tarea más profunda y necesaria: detenernos a mirarnos por dentro. El tiempo nuevo nos invita a realizar un inventario silencioso del alma, una revisión íntima de aquello que somos, sentimos y arrastramos.
La gratitud es el primer gesto de este ritual interior. Agradecer no solo lo que nos hizo felices, sino también lo que dolió, porque cada herida escondió una lección y cada caída nos devolvió una versión más consciente de nosotros mismos.
El perdón es el acto de liberación. Perdonar a otros, pedir perdón y, sobre todo, perdonarnos a nosotros mismos. Soltar rencores es permitir que el corazón vuelva a respirar sin cargas invisibles.
El propósito nos confronta con una pregunta esencial: ¿estamos viviendo de acuerdo con lo que creemos, soñamos y deseamos profundamente? El nuevo año nos ofrece la oportunidad de realinear nuestra vida con nuestros valores, de elegir caminos más honestos con nuestra esencia.
El autocuidado es una forma de respeto hacia la vida que habita en nosotros. Cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu no es un lujo, sino un compromiso con nuestra propia dignidad.
Y la empatía nos recuerda que no caminamos solos. Ser más humanos, más solidarios y más comprensivos es también una manera de sanar el mundo, empezando por nuestro pequeño entorno.
Estas reflexiones no solo preparan el inicio de un nuevo año: preparan el nacimiento de una versión más consciente, más compasiva y más verdadera de nosotros mismos.
Mensaje emotivo de Año Nuevo
En este 2026, recordemos una verdad que no podemos seguir ignorando: si nuestros hábitos no cambian, no tendremos un Año Nuevo… solo tendremos otro año más. Porque los calendarios cambian solos, pero las personas solo cambian cuando deciden hacerlo.
Cada inicio de año nos deseamos bendiciones, salud, prosperidad y alegría. Pero esas palabras se vuelven realidad cuando las respaldamos con acciones conscientes y actitud positiva: cuando decidimos luchar por nuestros sueños, mover el cuerpo, cuidar lo que comemos, abandonar lo que nos intoxica el cuerpo y el alma, y empezar a elegir lo que nos da vida en lugar de lo que nos la quita.
Hoy estamos llamados a abrazar la esperanza: esa virtud poderosa de los corazones que no se quedan atrapados en la oscuridad del pasado, sino que se atreven a mirar el futuro con certeza, con ilusión y con valentía. Comencemos esta nueva vuelta al sol con la disposición real de cambiar, con el compromiso de vivir mejor y con la decisión de ser más empáticos y más presentes con quienes amamos.
Que este 2026 no solo nos vea cumplir metas, sino también sanar relaciones, fortalecer familias, cuidar amistades y construir una convivencia más amorosa y respetuosa. Todo lo que nos propongamos será posible si tenemos el coraje de actuar, la inteligencia de perseverar y la humildad de confiar nuestra vida en las manos de Dios. Porque cuando caminamos con fe, Él hace brillar nuestra vida como el sol del mediodía.
Que este nuevo año no solo te regale días, sino razones. Razones para sonreír, para creer, para volver a empezar. Que sane lo que dolió, que florezca lo que sembraste y que llegue aquello que mereces. Que cada amanecer te recuerde que sigues aquí, que sigues luchando y que tu historia aún tiene muchas páginas hermosas por escribir. No camines con miedo, camina con fe: el futuro te está esperando con los brazos abiertos.
Que este 2026 no solo pase por nosotros… que nos transforme, que nos sane y entonces, la dicha y la prosperidad saldrán a nuestro encuentro.
Conclusión
El Año Nuevo no es solo una fecha que se marca en el calendario: es una invitación sagrada a renacer. Es el instante en que el tiempo nos concede una pausa para mirar quiénes somos, soltar lo que pesa y elegir, con mayor conciencia, la vida que deseamos construir.
Cada amanecer es una oportunidad para sanar, crecer, perdonar y amar mejor. Cada día es una página en blanco que nos recuerda que nuestra historia no ha terminado, que aún podemos corregir el rumbo, retomar sueños olvidados y volver a creer en nosotros mismos.
Celebrar el Año Nuevo es celebrar la vida. Es honrar el camino recorrido, agradecer lo aprendido y atrevernos a escribir un nuevo capítulo con más fe, más humildad y más valentía.
Que este tiempo nuevo no pase por nosotros sin dejarnos huella. Que nos transforme, nos sane y nos despierte. Que nos encuentre más conscientes, más humanos y más agradecidos.
Porque mientras el corazón siga latiendo, la esperanza seguirá respirando… y siempre, siempre, será posible comenzar de nuevo.
Noticias Zamora
Más allá de las luces: la navidad como encuentro, fe y esperanza
Introducción
La Navidad es una de las celebraciones más extendidas y esperadas en el mundo. Cada año, millones de personas se preparan para vivirla entre luces, encuentros familiares y tradiciones que despiertan alegría y nostalgia. Para algunos, es un tiempo de descanso, regalos y celebración; para otros, una oportunidad de reflexión espiritual, reconciliación y esperanza renovada.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el significado original de la Navidad ha ido diluyéndose, dando lugar a una celebración donde lo comercial suele ocupar un lugar central, relegando a un segundo plano su esencia más profunda. En medio del ruido, las prisas y el consumo, corremos el riesgo de olvidar el verdadero acontecimiento que da sentido a esta fiesta: el nacimiento de Jesucristo, expresión máxima del amor de Dios por la humanidad.
Volver al origen de la Navidad no significa rechazar sus tradiciones, sino redescubrir su propósito más auténtico. Comprender su historia, su significado espiritual y su vigencia en el mundo actual nos permite rescatar una celebración que invita al encuentro, fortalece la fe y renueva la esperanza. Más allá de las luces y los adornos, la Navidad nos llama a detenernos, a mirar al otro con amor y a permitir que Dios vuelva a nacer en el corazón humano.
Nochebuena: la espera que transforma el corazón
Los días previos a los acontecimientos importantes suelen estar cargados de una profunda trascendencia emocional. Son momentos de expectativa, reflexión y preparación interior. Basta con recordar la víspera de una boda, de un cumpleaños significativo, de una graduación, del inicio de una etapa laboral estable o del nacimiento de un hijo o un nieto. En esos instantes, el corazón se llena de esperanza, ilusión y compromiso, porque sabemos que algo trascendente está a punto de ocurrir.
De la misma manera, la Nochebuena, celebrada cada 24 de diciembre, representa la antesala de uno de los acontecimientos más significativos para la humanidad: el nacimiento de Jesucristo. Esta noche simboliza la espera consciente y amorosa del Mesías, quien vino al mundo hace más de dos mil años para traer un mensaje de esperanza, salvación, reconciliación y amor incondicional.
Más allá de luces, regalos y celebraciones externas, la Nochebuena nos invita a hacer una pausa, a silenciar el ruido cotidiano y a mirar hacia nuestro interior. Es una oportunidad para renovar, con profunda humildad, la decisión de “nacer de nuevo”, abriendo nuestro corazón a Jesús y permitiendo que su mensaje transforme nuestras actitudes, pensamientos y acciones.
En este espíritu de recogimiento, la Nochebuena también nos llama a reafirmar el compromiso de cuidarnos mutuamente, de permanecer unidos como familia y comunidad, tanto en los momentos de alegría como en las dificultades y las pruebas más duras. Nos recuerda que el verdadero sentido de la Navidad se vive en el amor compartido, en el perdón sincero, en la solidaridad, en la empatía y en la paz que se construye día a día.
Que esta noche sagrada sea un tiempo para fortalecer los lazos familiares, sanar heridas, renovar la fe y permitir que nuestras acciones reflejen el mensaje generoso de Jesucristo: amor, paz, esperanza y unidad, valores que siguen siendo esenciales en el mundo actual.
Navidad sin Cristo: una celebración vacía de sentido
La Navidad conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad (antes de Cristo y después de Cristo). Este hecho simboliza la llegada de la luz, el amor y la salvación al mundo, en medio de una realidad marcada por la oscuridad, el sufrimiento y la esperanza de redención.
Aunque la Biblia no establece una fecha exacta para el nacimiento de Jesús, la Iglesia fijó el 25 de diciembre a partir del siglo IV, otorgándoles un profundo sentido espiritual centrado en Cristo, la verdadera Luz que vence toda oscuridad.
La Navidad es, sin duda, el acontecimiento más resplandeciente para el pueblo cristiano, porque celebra el nacimiento de Jesucristo hace más de dos mil años, quien vino al mundo para tender un puente entre Dios y la humanidad. Su llegada representa una salvación infinitamente valiosa y costosa en amor, pero absolutamente gratuita para todo aquel que decide acogerla con fe y humildad.
Celebrar la Navidad sin Cristo es como festejar un cumpleaños sin el cumpleañero, una boda sin los novios o una gala de premiación sin los triunfadores. Es una celebración vacía, desprovista de su esencia. La Navidad no se reduce a adornos, regalos o grandes banquetes; su verdadero significado se encuentra en el corazón transformado.
La Navidad eres tú cuando, con sencillez y humildad, decides nacer de nuevo, aceptar a Jesús en tu corazón y vivir su mensaje sin vanidades ni ostentaciones. La Navidad eres tú cuando resistes con fortaleza los vientos adversos y las dificultades de la vida, y cuando anuncias el mensaje de paz, justicia y amor a la humanidad no solo con palabras, sino con acciones concretas.
Una Navidad sin Cristo es como un billete falso: puede parecer auténtica a simple vista, pero carece de valor real. Solo cuando Cristo ocupa el centro de la celebración, la Navidad recupera su sentido pleno y se convierte en una experiencia viva de fe, esperanza y amor compartido.
Navidad: cuando el amor vence al egoísmo
La Navidad nos invita a revisar nuestras actitudes y a desterrar el egoísmo que muchas veces se instala silenciosamente en el corazón humano. Para comprender mejor esta verdad, existe una antigua y significativa parábola conocida como “el país de las cucharas largas”.
Cuenta la historia que un viajero, en su recorrido por el mundo, descubrió por casualidad un país extraño. Al llegar al final del camino, encontró una enorme casa dividida en dos habitaciones: a la derecha, la habitación negra, y a la izquierda, la habitación blanca.
Movido por la curiosidad, el viajero ingresó primero a la habitación negra. Desde la puerta escuchó gritos lastimeros y lamentos de dolor. Al entrar, observó una mesa larguísima rodeada por cientos de personas. En el centro se encontraban los manjares más suculentos y apetecibles. Cada persona tenía una cuchara atada a la mano, pero el mango era el doble de largo de su brazo. Todos alcanzaban la comida, pero ninguno podía llevarla a su propia boca. Aunque la abundancia estaba frente a ellos, morían de hambre. La escena era desesperante, y los gritos de angustia lo obligaron a salir de allí con pasos apresurados.
Luego decidió visitar la habitación blanca. Lo primero que le llamó la atención fue el silencio y la serenidad del lugar. En el centro también había una mesa enorme, aún más abundante en manjares. Las personas tenían exactamente las mismas cucharas largas atadas a sus manos. Sin embargo, nadie pasaba hambre. Cada uno tomaba el alimento y lo ofrecía a la persona que tenía enfrente. Así, todos se alimentaban y vivían en armonía.
Esta parábola nos confronta con una elección profunda: vivir en un mundo dominado por el egoísmo, los intereses personales y la indiferencia, representado por la sala negra, o construir un mundo donde reinen la generosidad, la empatía, la solidaridad y el trabajo en equipo, simbolizado por la sala blanca.
La Navidad es, precisamente, tiempo de perdón, de solidaridad y de amor auténtico. Es el momento propicio para extender la mano al prójimo sin alardes, sin buscar reconocimiento, recordando las palabras del Evangelio: “que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”. Solo así, cuando compartimos con sencillez y corazón sincero, honramos verdaderamente el nacimiento de Jesús y permitimos que Dios se sienta orgulloso de nuestras acciones.
El rostro comercial de la Navidad y la pérdida de su esencia
Hoy en día, la Navidad se celebra en casi todos los rincones del mundo, aunque de formas diversas según las culturas y tradiciones locales. Sin embargo, resulta evidente que el aspecto comercial ha adquirido un protagonismo creciente: promociones, regalos, decoraciones y campañas publicitarias dominan el ambiente, desplazando en muchos casos el sentido espiritual y humano de esta festividad.
A pesar de ello, la Navidad continúa siendo una oportunidad para el reencuentro, la solidaridad y la reflexión interior. En medio del ruido del consumismo, muchas personas y comunidades buscan rescatar su verdadera esencia a través de actos de servicio, reuniones familiares, oración y gestos sencillos de amor y perdón. El gran desafío de nuestro tiempo consiste en equilibrar la celebración externa con una vivencia interna auténtica.
En este contexto surge la figura de Papá Noel, también conocido como Santa Claus, cuyo origen se remonta a San Nicolás de Bari, obispo del siglo IV reconocido por su generosidad y su ayuda desinteresada a los más necesitados, especialmente a los niños. Con el paso de los siglos, su historia fue transformándose a través de diversas tradiciones europeas, particularmente en países como Holanda y Alemania.
Durante los siglos XIX y XX, esta figura fue adaptada y popularizada, principalmente en Estados Unidos, hasta adquirir la imagen actual: un personaje alegre, vestido de rojo y portador de regalos. Si bien su propósito inicial fue fortalecer la ilusión, la fantasía infantil y el espíritu de generosidad, con el tiempo también se convirtió en un símbolo comercial que impulsó el consumo masivo durante la temporada navideña.
En estas fiestas, el comercio y el mercadeo se intensifican, como si el amor debiera demostrarse únicamente a través de un regalo. Dar obsequios es un gesto valioso, pero no debe desvirtuar el verdadero significado de la Navidad. Basta con levantar la mirada al cielo, observar el verdor de las montañas, percibir la fragancia de las flores o el aroma de la tierra mojada, para redescubrir que la Navidad existe por el nacimiento de Jesucristo y que su esencia es el amor, la reconciliación, la paz y la unidad familiar.
Pareciera que, como humanidad, hemos descuidado a la familia y a la naturaleza, bienes que Dios nos encomendó cuidar y proteger, provocando así el deterioro de la calidad de vida de todos los seres vivos. Que esta Navidad sea un tiempo propicio para tender la mano al caído, perdonar al que nos ofendió y ofrecer esperanza a quien se ha rendido.
Mensaje de Navidad: Cristo, el puente entre el cielo y la tierra
Que esta Navidad no sea solo de luces y regalos, sino de corazones abiertos. Que el mayor obsequio sea el tiempo compartido, el perdón ofrecido y el amor sincero. Que en cada hogar nazcan la paz, la esperanza y la solidaridad que el mundo tanto necesita, porque el verdadero sentido de la Navidad vive en cada gesto de bondad.
La Navidad no es solo una fecha: es un encuentro. Es el recordatorio vivo de que Dios decidió habitar entre nosotros, abrazar nuestra humanidad y llenarla de esperanza. Celebrar la Navidad sin Cristo sería como encender luces sin luz verdadera, como entonar villancicos sin alegría eterna. Jesucristo es la razón, el centro y la esencia de la Navidad.
Él es el amor hecho carne, la paz que sana corazones heridos, la reconciliación que restaura lo que parecía perdido y la unidad que vuelve a reunir a la familia alrededor del perdón. En la Navidad, Dios tendió el puente más grande de amor que la historia haya conocido: entregó a su Hijo unigénito para que la humanidad tuviera acceso a la vida eterna. Ese puente entre el cielo y la tierra tiene un nombre, y ese nombre es Jesucristo.
Él es el regalo más perfecto, el acto supremo de amor incondicional. Que esta Navidad no sea solo una tradición, sino una decisión: la decisión de amar más, de perdonar de verdad, de reconciliarnos con Dios y con quienes nos rodean. Que abramos el corazón para que Jesús nazca nuevamente en nosotros, iluminando nuestras vidas con su gracia, su paz y su amor eterno.
Porque cuando Cristo nace en el corazón, la Navidad deja de ser un día y se convierte en vida.
Feliz Navidad, y que el amor de Jesús sea la llama que nunca se apague.
Conclusión
La Navidad no es solo una fecha en el calendario ni una temporada marcada por el consumo y las apariencias. Es una invitación a detenernos, a silenciar el ruido exterior y a mirar al otro con compasión y misericordia. Es el recordatorio permanente de que la verdadera riqueza no se mide por lo que poseemos, sino por los valores que cultivamos y compartimos.
Comprender el origen de la Navidad, el significado de sus símbolos y su evolución a lo largo del tiempo nos permite celebrarla con mayor conciencia y profundidad. Más allá de las luces y los regalos, la Navidad nos llama al encuentro sincero, al fortalecimiento de la fe y a la renovación de la esperanza en un mundo que tanto la necesita.
Recuperar el espíritu navideño es, en definitiva, una decisión personal y colectiva: elegir el amor por encima del egoísmo, el perdón en lugar del rencor y la solidaridad frente a la indiferencia. Cuando Cristo ocupa el centro de nuestra vida, la Navidad deja de ser un momento pasajero y se convierte en un estilo de vida capaz de transformar corazones, familias y comunidades.
Que más allá de las luces que se apagan, permanezca encendida la luz de Cristo en nuestro interior, guiando siempre nuestros pasos con fe, esperanza y amor.
Noticias Zamora
Nutrición y Deporte: la Dupla Ganadora
Introducción
En un mundo marcado por el sedentarismo, el estrés y los malos hábitos alimenticios, hablar de salud ya no es una opción, sino una urgencia. El cuerpo humano fue diseñado para moverse y nutrirse de manera consciente; cuando estas dos acciones se descuidan, la calidad de vida se ve seriamente afectada. Frente a esta realidad, la Unidad Educativa “12 de Febrero”, en su modalidad intensiva, desarrolló el proyecto interdisciplinar “NUTRICIÓN Y DEPORTE: LA DUPLA GANADORA”, una iniciativa que nace con el firme propósito de promover el ejercicio físico y la alimentación saludable como pilares fundamentales del bienestar físico, mental y emocional de la comunidad educativa, en especial de docentes y estudiantes de la sección nocturna.
La alimentación saludable y la actividad física no son prácticas aisladas, sino fuerzas complementarias que, al unirse, potencian la energía, fortalecen el sistema inmunológico, mejoran el rendimiento académico y laboral, y reducen de manera significativa el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, el cáncer y los problemas cardiovasculares. Comer bien nutre el cuerpo; moverse lo activa. Juntos, construyen una vida más fuerte, equilibrada y plena.
Este proyecto tiene como objetivo que los estudiantes comprendan, desde la experiencia y la reflexión, la importancia de adoptar hábitos saludables como una inversión a largo plazo en su calidad de vida. A través del enfoque de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), se fomenta el trabajo colaborativo, la integración de saberes y la participación activa, respetando la diversidad y las realidades de nuestra comunidad educativa.
Adoptar un estilo de vida saludable desde hoy significa tomar decisiones conscientes que impactan positivamente en el presente y el futuro. Nutrición y deporte no compiten entre sí: se complementan, se fortalecen y se convierten en aliados esenciales para vivir mejor. Esta es la razón por la cual esta dupla no solo es ganadora, sino transformadora.
Dos fuerzas, un solo objetivo: salud, energía y bienestar
El deporte y la alimentación saludable mantienen una relación inseparable: uno potencia al otro y juntos crean las bases de una vida activa, equilibrada y plena. La actividad física estimula el cuerpo, fortalece los músculos, mejora la resistencia cardiovascular y contribuye al bienestar emocional. Sin embargo, para que estos beneficios se manifiesten de forma óptima, el organismo necesita el combustible adecuado: una nutrición equilibrada.
Una alimentación saludable aporta la energía necesaria para rendir durante el ejercicio, facilita la recuperación muscular, fortalece el sistema inmunológico y previene lesiones. Los carbohidratos suministran energía, las proteínas reparan y construyen tejido muscular, las grasas saludables regulan funciones vitales y los micronutrientes aseguran el correcto funcionamiento del cuerpo.
Por otro lado, alimentarse bien sin acompañarlo de actividad física puede limitar sus beneficios, favoreciendo el sedentarismo y el aumento de peso. El movimiento transforma los nutrientes en fuerza, resistencia y vitalidad, mientras que la alimentación convierte el esfuerzo en resultados visibles y duraderos.
Cuando nutrición y deporte trabajan en conjunto, no solo se logra un cuerpo más fuerte y saludable, sino también una mente más enfocada, mayor autoestima y una mejor calidad de vida. Esta sinergia permite alcanzar un equilibrio integral, donde el cuidado del cuerpo se convierte en un hábito sostenible y consciente, más allá de objetivos estéticos o deportivos.
Nutrición inteligente: energía, salud y rendimiento
Una alimentación saludable es la base del bienestar físico y del rendimiento deportivo. No se trata solo de comer suficiente, sino de elegir los nutrientes adecuados que permitan al cuerpo funcionar de manera eficiente, recuperarse del esfuerzo y prevenir lesiones y enfermedades.
Los macronutrientes son esenciales porque aportan la energía necesaria para la actividad física y contribuyen al desarrollo y mantenimiento de los tejidos:
- Carbohidratos: son la principal fuente de energía del organismo, especialmente durante el ejercicio. Se encuentran en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y tubérculos. Consumirlos adecuadamente ayuda a mantener la resistencia y evita la fatiga.
- Proteínas: fundamentales para la construcción y reparación muscular. Están presentes en carnes magras, pescado, huevos, lácteos, legumbres y frutos secos.
- Grasas saludables: aportan energía sostenida y favorecen la absorción de vitaminas. Se encuentran en el aceite de oliva, aguacate, semillas, frutos secos y pescados grasos.
Micronutrientes: Las vitaminas y minerales cumplen funciones vitales como fortalecer el sistema inmunológico, regular el metabolismo y facilitar la contracción muscular. Minerales como el hierro, calcio, magnesio y zinc, y vitaminas como la A, C, D y las del complejo B, son especialmente importantes para quienes practican deporte de manera regular.
Fibra y agua: aliados silenciosos de la salud
- La fibra mejora la digestión, regula el tránsito intestinal y contribuye a una mejor absorción de nutrientes. Se encuentran en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres.
- El agua es esencial para la hidratación, la regulación de la temperatura corporal y el transporte de nutrientes. Una hidratación adecuada antes, durante y después del ejercicio es clave para el rendimiento y la recuperación.
Consumir una dieta variada y equilibrada ayuda a prevenir enfermedades y mejora la concentración, el estado de ánimo y la capacidad de respuesta física. A continuación, te sugiero un menú semanal de alimentación saludable (con costos aproximados)
| DÍA | PRODUCTOS | VALOR |
|
LUNES |
Desayuno: Avena con banana y leche | $1.20 |
| Almuerzo: Pechuga de pollo a la plancha + arroz integral + ensalada | $3,50
|
|
| Merienda: Yogur natural | $0.80 | |
| Cena: Tortilla de verduras + pan integral | $2.00 | |
| Sub total diario | $7.50 | |
| MARTES | Desayuno: Pan integral con huevo y fruta | $ 1.50 |
| Almuerzo: Lentejas guisadas con verduras | $ 2.50 | |
| Merienda: Manzana | $0.50 | |
| Merienda: Manzana | $0.50 | |
| Cena: Ensalada de atún con vegetales | $2.50 | |
| Sub total diario | $7.00 | |
| MIÉRCOLES | Desayuno: Batido de frutas con leche | $1.30 |
| Almuerzo: Carne magra + puré de papa + ensalada | $3.80 | |
| Merienda: Frutos secos (porción pequeña) | $1.00 | |
| Cena: Sopa de verduras casera | $1.80 | |
| Sub total diario | $7.90 | |
| JUEVES | Desayuno: Yogur con avena y fruta | $1.40 |
| Almuerzo: Filete de pescado + arroz + verduras | $4.00 | |
| Merienda: Banana | $0.50 | |
| Cena: Ensalada de huevo y vegetales | $2.00 | |
| Sub total diario | $7.90 | |
| VIERNES | Desayuno: Pan integral con queso fresco | $1.50 |
| Almuerzo: Pasta integral con salsa de tomate natural | $2.80 | |
| Merienda: Yogur o fruta | $0.80 | |
| Cena: Pollo con verduras salteadas | $3.00 | |
| Sub total diario | $7.90 | |
| SÁBADO | Desayuno: Avena con manzana | $1.20 |
| Almuerzo: Arroz con vegetales y huevo | $2.50 | |
| Merienda: Fruta de estación
Cena: Sándwich integral de pollo y vegetales |
$0.50
$2.80 |
|
| Sub total diario | $7.00 | |
| DOMINGO | Desayuno: Batido de frutas | $1.30 |
| Almuerzo: Pollo al horno + papas + ensalada | $4.00 | |
| Merienda: Frutos secos o fruta | $1.00 | |
| Cena: Ensalada ligera de verduras | $1.50 | |
| Sub total diario | $7.80 | |
| COSTO APROXIMADO TOTAL SEMANAL | Entre $52 y $55 | |
Educar con el ejemplo: sembrando hábitos saludables para toda la vida
Inculcar hábitos positivos como el deporte y la alimentación saludable en nuestros hijos no es una opción, sino una responsabilidad. Practicar actividad física al menos cuatro veces por semana debería entenderse no como una simple recomendación, sino como una necesidad biológica. El cuerpo humano fue diseñado para moverse, explorar y desarrollarse a través del movimiento, no para el sedentarismo prolongado.
Como padres, madres y adultos responsables, nuestro rol es fundamental. Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. El llamado “efecto espejo” es una de las herramientas educativas más poderosas: si nos observan activos, comprometidos con el deporte y llevando una alimentación equilibrada, ellos lo asumirán como parte natural de su estilo de vida. Las acciones, sin duda, educan más que cualquier discurso.
El deporte, además, no conoce barreras. Une generaciones, géneros, culturas e ideologías. Enseña valores como la disciplina, el respeto, la constancia, el trabajo en equipo y la superación personal. No se trata de competir con otros, sino de aprender a superarnos a nosotros mismos, celebrando el esfuerzo y el progreso.
Complementado con una alimentación saludable, el deporte se convierte en una poderosa herramienta para fortalecer la salud física, emocional y mental. Estos hábitos ayudan a regular las emociones, mejorar la autoestima, optimizar el uso del tiempo libre y prevenir enfermedades desde edades tempranas.
Hoy es el mejor momento para tomar decisiones conscientes que acerquen a nuestras familias a una vida plena. Hacer del deporte y la buena alimentación un hábito diario es un acto de amor, una inversión en bienestar y una forma de honrar el regalo más grande que tenemos: la vida.
Cuando el sedentarismo pesa más que los kilos
El sobrepeso y la obesidad se han convertido en uno de los principales desafíos de salud pública de nuestra época, afectando de manera directa la calidad de vida de millones de personas. Estas condiciones no solo alteran la imagen corporal, sino que incrementan significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, los problemas respiratorios y las afecciones articulares.
Además de sus consecuencias físicas, el exceso de peso impacta profundamente en el bienestar emocional y social. Las limitaciones en la movilidad, el cansancio constante, la baja autoestima, la discriminación y el aislamiento social pueden derivar en ansiedad, estrés y depresión, afectando la salud mental y la percepción de bienestar personal.
Uno de los factores más determinantes detrás de estas problemáticas es el sedentarismo, un estilo de vida cada vez más común. La falta de actividad física regular, sumada a una alimentación inadecuada, crea un entorno propicio para el aumento de peso y el deterioro progresivo de la salud. Se estima que, de mantenerse esta tendencia, el sedentarismo podría provocar cientos de millones de nuevos casos de enfermedades prevenibles en el mundo en los próximos años. En países como Ecuador, una proporción considerable de la población adulta lleva una vida poco activa, lo que agrava aún más este panorama.
Este estilo de vida no solo eleva el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, sino que también debilita los huesos, afecta la calidad del sueño, reduce la energía diaria y disminuye la capacidad para enfrentar el estrés cotidiano. En consecuencia, el sedentarismo no solo acorta la esperanza de vida, sino que deteriora su calidad.
Por ello, hoy es momento de reflexionar y a tomar acción. Mantenernos activos y adoptar hábitos saludables no es un sacrificio, sino una inversión en bienestar, autonomía y felicidad. Porque donde termina la comodidad, comienza el progreso, y cada paso hacia una vida más activa es un paso hacia una mejor calidad de vida.
Moverse y nutrirse bien: la fórmula para vivir mejor
Adoptar una rutina regular de actividad física junto con una alimentación equilibrada es una de las decisiones más inteligentes para cuidar la salud y mejorar la calidad de vida. Esta combinación poderosa permite mantener un peso adecuado, aumentar la energía diaria, fortalecer el sistema inmunológico y prolongar la esperanza de vida, favoreciendo un bienestar integral.
Desde el punto de vista físico, el deporte ayuda a reducir la grasa corporal y a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, el colesterol elevado y las enfermedades cardiovasculares. Además, fortalece músculos y huesos, mejora la resistencia, la flexibilidad y la coordinación, y optimiza el funcionamiento del corazón y los pulmones, reduciendo el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
Los beneficios no se limitan al cuerpo. A nivel psicológico y emocional, la actividad física actúa como un antidepresivo natural, ya que estimula la liberación de endorfinas y serotonina, conocidas como las hormonas del bienestar. Esto se traduce en una mejora del estado de ánimo, reducción del estrés y la ansiedad, mayor autoestima, mejor calidad del sueño y una mente más activa, concentrada y productiva.
En el ámbito social y afectivo, el deporte fomenta valores fundamentales como la disciplina, la constancia, el respeto por las normas, el trabajo en equipo y el liderazgo. También crea espacios de convivencia, fortalece las relaciones interpersonales y enseña a enfrentar desafíos, recordándonos que no se trata de competir con otros, sino de superarnos a nosotros mismos cada día.
Incorporar el movimiento en la rutina diaria no requiere grandes sacrificios: caminar, correr, bailar, andar en bicicleta, ejercitarse en casa o practicar deportes con amigos son opciones accesibles y efectivas. Cuando estos hábitos se complementan con una alimentación saludable, los beneficios se multiplican, ayudando a prevenir la obesidad, la diabetes y otras enfermedades que afectan seriamente la calidad de vida.
Finalmente, vale la pena reflexionar: ¿cuánto cuesta una enfermedad y cuánto sufrimiento podría evitarse? La prevención es más humana, más accesible y más efectiva que la medicina curativa. En este sentido, el ejercicio físico y la buena alimentación son una medicina gratuita, al alcance de todos, capaz de transformar no solo el cuerpo, sino también la forma en que vivimos y sentimos.
Conclusión
La nutrición y el deporte no son modas pasajeras ni simples recomendaciones: son decisiones de vida. Juntas conforman una dupla ganadora capaz de transformar la salud, fortalecer el cuerpo, equilibrar la mente y devolverle al ser humano la energía y vitalidad que necesita para enfrentar los desafíos diarios. Cuando estos hábitos se integran de manera consciente y constante, no solo previenen enfermedades, sino que elevan la calidad de vida y promueven un bienestar integral y sostenible.
Adoptar una alimentación saludable y una vida activa es una forma de autocuidado, pero también un acto de responsabilidad social. Cada elección diaria (lo que comemos, cuánto nos movemos, cómo cuidamos nuestro cuerpo) tiene un impacto directo en nuestro presente y en nuestro futuro. Educar en estos hábitos, especialmente desde edades tempranas, significa sembrar salud, disciplina y amor propio, valores que trascienden el ámbito personal y fortalecen a toda la comunidad.
Este proyecto demuestra que el cambio es posible cuando el conocimiento se une a la acción. A través del trabajo colaborativo, la reflexión y la práctica, se reafirma que el bienestar no depende de soluciones complejas, sino de decisiones conscientes y accesibles para todos. Moverse más y alimentarse mejor es una inversión en vida, no un sacrificio.
En definitiva, cuando nutrición y deporte caminan juntos, se convierten en una fuerza transformadora que impulsa una sociedad más sana, activa y comprometida con su bienestar. Porque cuidar el cuerpo es honrar la vida, y elegir hábitos saludables hoy es regalarse un mañana con más salud, más energía y más oportunidades para vivir plenamente.
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